Se llama Sergio de Diego. Es bombero-conductor del Cuerpo de Alcorcón y ha viajado a Indonesia para participar, dentro del despliegue realizado por Bomberos Unidos Sin Fronteras, (BUSF), en las labores de rescate y búsqueda de supervivientes tras el fuerte terremoto de magnitud 7,5 grados en la escala Richter, y posterior tsunami, que ha afectado la isla de Célebes y que, hasta el momento, ha dejado más de 1.500 víctimas.
Sergio cuenta con todo el apoyo tanto del Ayuntamiento de Alcorcón y de su alcalde, David Pérez, de la Concejalía de Seguridad que dirige la tercera teniente de alcalde, Ana Gómez, y de la propia jefatura de Bomberos y sus compañeros. El bombero se ha desplazado en avión a la zona con el firme compromiso de colaborar en todas las labores necesarias para salvar vidas y contribuir, en la medida de lo posible, a llevar algo de normalidad a la zona devastada.
El alcalde de Alcorcón, David Pérez, ha querido animar al bombero en su encomiable trabajo de rescate: “Sergio tiene una doble labor en Indonesia. La primera, y más importante, es la de colaborar a encontrar supervivientes. La segunda es trasladar, junto al resto del contingente de BUSF, todo el apoyo de unos valientes que siempre están al lado de los que más lo necesitan. Es un enorme orgullo que una representación de los profesionales de Seguridad de Alcorcón esté contribuyendo en este gran trabajo. Desde el Ayuntamiento le prestamos todo el apoyo que necesite para realizar ese esfuerzo”.
Bomberos solidarios
El viaje de Sergio de Diego a Indonesia es un ejemplo más del carácter solidario de los componentes del Cuerpo de Bomberos de Alcorcón. En 2016, Sergio también se desplazó a Ecuador a asistir a los damnificados por un terremoto de magnitud 7,8 sobre la escala Richter, realizando labores de primera atención en la zona.
Este año, el bombero Javier Aranda viajó a Guatemala junto a BUSF para realizar la instalación de plantas potabilizadoras a causa de la erupción del volcán “Tierra de Fuego”. En 2015 voló hasta Nepal en donde dos terremotos de magnitud 7,8 y 8,1 sobre la escala Richter, asolaron el país causando miles de víctimas y dejando sin hogar a buena parte de la población. En 2013, junto a la ONG Bomberos Unidos sin Fronteras (BUSF), varios voluntarios se desplazaron a Filipinas para implantar plantas de potabilización de agua tras el paso del tifón Haiyan, que causó más de 10.000 víctimas mortales.
