El consumo de productos interactivos de ocio, ha aumentado ostensiblemente como consecuencia de la diversificación que ha ofrecido internet. La red de redes ofrece horas sin límites de disfrute a millones de personas, pero lo cierto es que todas ellas deben tener un control acerca de las horas que utilizan estos servicios.
Es cierto que desde los oferentes se deben dar las herramientas necesarias a cada cliente para poder limitar sus accesos, el uso de las plataformas o simplemente fijar sus preferencias ante un determinado juego.
Un campo como los videojuegos que parecería inofensivo en cuanto adicciones, no lo es tanto. El “gamer” debe tener la cabeza bien amueblada cuando se pone a los mandos de su consola, conociendo en todo momentos que durante esas horas de disfrute se encuentra en un mundo irreal, y no llevarlo más allá. Tampoco deben olvidar las horas que se encuentren delante de la pantalla y los problemas que un consumo excesivo podría acarrear. No en vano, y aunque es al excepción a la regla, en los últimos días se ha dado el primer caso de un gamer que ha debido ser ingresado en España como consecuencia de haber estado más de veinte horas de forma continuada jugando al Fornite, uno de los títulos de moda a nivel cooperativo.
Otros campos como el del juego de azar y las apuestas también está viviendo un fenómeno parecido. Es cierto que en este ámbito las plataformas online de esta naturaleza ofrecen más herramientas a sus clientes, para controlar las horas online, así como la cantidad apostada. Sin embargo, como resalta un estudio de Tragaperras Web, la autoexclusión es una de las opciones que mejor resultado ofrece a los clientes, ya que nadie mejor que uno mismo sabe donde detener el juego y retirarse. Como en cualquier ámbito de la vida, la formación y tener las ideas claras es la mejor medicina para no incurrir en aspectos nocivos para la propia persona. Cualquier cosa usado en su justa medida es bueno, en cambio si se sobrepasan ciertos límites puede acarrear consecuencias.
Es indudable que este progreso tecnológico con un control es algo excelente, ya que también ejercita la exigencia de la persona en cuestión que intenta superarse día tras día. Entretenimiento y control, dos postulados que si van de la mano ensamblan a la perfección en un mundo tan digital como en el que residimos en estos momentos.
